Caín

Hace ya dos semanas que José Saramago nos dejó para siempre. Con su partirda pierde la literatura pues era un hombre lúcido que a pesar de su edad todavía tenía mucho que decir y escribir. Yo no sabía mucho de él: portugués, Premio Nobel de literatura, un personaje muy polémico y poco querido por la iglesia católica debido a los reparos que el autor había hecho en varias de sus obras al andamiaje del credo de la iglesia católica, tanto así, que fue merecedor de la crítica póstuma por parte del Vaticano.

A pesar de mi gusto por la lectura no había tenido la oportunidad de acercarme a su obra hasta que llegó pues alguien que si es un lector habitual de Saramago dejo a mi alcance El Viaje del Elefante del cual leí varias páginas mientras mataba una tediosa espera en una sala de estar. Me pareció un librito formidable, fácil de digerir y con una particularidad excepcional que fue lo que me fascinó: el uso de las mayúsculas, pues el autor las emplea cuando las reglas de ortografía lo indica (punto aparte, punto final) y cuando el considera que es indispensable que una palabra comience por mayúscula, pero para él no había nombres propios. En segundo lugar, me pareció formidable que las conversaciones están construidas de corrido y no hay algún signo (guión) que indique diálogos entre personajes. Él usa las comas para ir entrelazando los parlamentos de sus personajes.

Ya en diciembre del año pasado, después de mucho esperar que llegara a Colombia, cayó en mis manos Caín una novela demasiado corta pero magnífica que me atrajo claramente por su temática. Caín presenta una visión particular de algunos de los hechos más relevantes del antiguo testamento. Empieza con la creación y el destierro del paraíso. Luego vienen, la nueva vida de Adán y Eva después de salir del paraíso y el nacimiento de los hijos. Pero realmente el punto donde la historia comienza a ponerse interesante es cuando Caín mata a su hermano Abel. Se presenta un diálogo entre dios y Caín, en el cual este último encara al creador y el todopoderoso tiene que aceptar la parte de culpa que tiene en el fraticidio. De ahí en adelante lo que nos presenta Saramago es una serie de episodios en los cuales el transfondo es el unilateralismo de un dios que se equivoca demasiado, que hace apariciones extraordinarias para impresionar. Caín se encarga de ir contradiciendo esa frase tan cansona que nos dicen para que veamos el vaso medio lleno: “Los designios de dios son inescrutables”.

Aunque existen varios apartes del libro que me gustan muchísimo (ya lo he leído dos veces), reproduzco un párrafo del capítulo 4 en el que Caín tiene que dejar a su familia por un acuerdo que realizó con el señor:
Llorar sobre la leche derramada no es tan inútil como se dice, de alguna manera es un hecho instructivo porque nos muestra la verdadera dimensión de la frivolidad de ciertos procedimientos humanos, ya que, si la leche se ha derramado, derramada está, simplemente hay que limpiarla [...]

Ficha
Título: Caín
Título original: Caim
Autor: José Saramago
Traducción: Pilar del Río
Páginas: 189
Editorial: Alfaguara 
ISBN: 978-958-704-908-4
Calificación: ★★★★★

Actualización, 16 de noviembre de 2022: Se realizó revisión ortográfica y gramatical del texto, sin cambiar su sentido.

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