Vallejo en la FILBO

Para los que amamos la lectura uno de los mayores placeres que puede haber es conocer a nuestros escritores favoritos, pues ellos han creado para nosotros mundos que nos acompañan en esos espacios que le robamos a la rutina para echar a andar la imaginación. 

Ayer, fue un día memorable para mí, asistí a tres presentaciones de autores en la 25 Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBO). Primero, Lauren Kate, norteamericana, escritora de la saga Fallen (Oscuros para el público hispanoamericano); luego, Daniel Samper Ospina, en un divertidísimo lanzamiento de su más reciente libro "Sálvese quien pueda" y finalmente el maestro Fernando Vallejo conversando con otro grande, William Ospina.

Aunque cada una de las charlas fue en extremo valiosa, hablaré solo de la de Vallejo, quien presentaba al público en el auditorio José Asunción Silva de Corferias su más reciente libro "El Cuervo Blanco" que narra la vida de Rufino José Cuervo, filólogo, humanista y erudito y en palabras del maestro un santo.

Después de la generosa introducción de Ospina, éste le planteó cuatro preguntas a Vallejo una tras otra por solicitud misma del maestro. Me impresionó su memoria, que le permitió responder los cuatro interrogantes pero construyendo una historia llena de sus apuntes y sarcasmo característicos.

También es evidente su problema visual,  cierra sus ojos, habla con la cabeza gacha, pero tiene una voz impetuosa que muchos ya quisiéramos. Es su voz precisamente la que lo hace un colombiano inconfundible, el tono característico de las gentes de su tierra.


Vallejo es el más colombiano de los colombianos, creo que adora su tierra, le duele y por eso mismo la aborrece, aunque para ser más preciso aborrece el estado de las cosas.

La cantaleta de siempre, lo que en muchos puede parecer desesperante, en Vallejo es una cualidad, es aquello que lo hace valioso, único.

En su disertación, interrumpida varias veces por los aplausos, destaco:
  • El elogio constante a la vida y actos de Don Rufino (como él le llama) y la de su hermano Ángel, quien era el compañero ideal para Cuervo, tanto así que la muerte de Ángel es el punto de inflexión en su vida.
  • Deja abierta la posibilidad de escribir un libro acerca de Rafael Pombo, de quien dice, era mucho mejor que Cuervo, porque no comía carne.
  • Afirma que le parece espantosa nuestra lengua actual y no por el uso de palabras como email sino por la traducción y apropiación de palabras que no le pertenecen a nuestro idioma, por ejemplo, cita bienvenidos que consiste en trasladar literalmente la palabra welcome del inglés.
  • Cuando le preguntan por el uso excesivo de mayúsculas al escribir dice que es algo desmedido, que por que razón se debe escribir Presidente y no presidente u Honorable Congreso envés de honorable congreso, expresión a la que por supuesto se le debería quitar la palabra honorable ya que no tiene sentido.
  •  Al ser interrogado por la parodia que hacen de él en La Luciérnaga dice que allí sale todos los días, que lo tienen clonado.
  • El punto más alto de la charla es cuando Ospina lo interroga sobre el buen uso del español y si es cierto aquello de que en algún momento aquí en Colombia se habló el mejor español del mundo. Entre muchas cosas, la boca de Vallejo nos suelta esta frase: "Cada uno de nosotros somos nuestras palabras, y los demás saben quienes somos oyéndonos hablar".
La presentación culmina en una ovación general con un aplauso generoso a quien es uno de nuestros mejores escritores de todos los tiempos aunque él reniegue de esta mala madre que es Colombia.

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