Better Call Saul


Netflix nos ha mostrado que hace apuestas arriesgadas y su juego comienza este año con el lanzamiento de Better Call Saul, spin-off de la exitosa serie Breaking Bad, para toda América Latina, tan solo un día después de su estreno en la cadena estadounidense AMC.

Ya estamos acostumbrados al esquema de emisión que algunas series (The Walking Dead es un claro ejemplo) han seguido: vemos el capítulo más reciente en televisión casi veinticuatro horas después de que los residentes de Estados Unidos lo hayan disfrutado. Ahora, es Netflix quien entra en ese modelo, prometiendo que cada martes pondrá a disposición de los suscriptores un nuevo capítulo de la primera temporada de esta serie (el primer episodio estará al aire el lunes 09 de febrero) .

La compañía la tiene un poco difícil; aunque su cuota de mercado ha crecido en la región, es evidente que todavía muchas personas consumen contenidos audiovisuales de manera tradicional o acuden a descargas ilegales y gratuitas en internet. Netflix tiene claro esto y quizás por eso ha puesto a circular un pequeño vídeo en el cual el protagonista de la serie Bob Odenkirk (encarna al abogado Saul Goodman) invita a ver la serie, pero sin acudir a métodos non sanctos.


A título personal yo tengo dos invitaciones: Primera, suscribirse a Netflix (es una opción económica para consumir mucho contenido con calidad) y Segunda, ver Better Call Saul. Pero, a estas alturas, quizás el lector que no haya visto Breaking Bad se preguntará ¿por qué debería ver Better Call Saul? Mi respuesta es que Saul Goodman es un personaje pintoresco, el abogado más mañoso y efectivo que haya visto en acción, tiene un gran potencial para desarrollar su propio universo. Quizás la serie tendrá guiños para los seguidores de Walter White y Jessie Pinkman, pero en realidad, serán las peripecias de Saul el plato fuerte del show.  Confío en la calidad de la seria así no haya visto el primer capítulo todavía.

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