Un mundo de rarezas

En el papel, Maniac era una propuesta interesante de Netflix. En la realidad, aunque tiene momentos brillantes, se pierde en su exceso de rarezas. 

Owen (Jonah Hill) y Annie (Emma Stone) se conocen en medio de un riesgoso estudio farmacológico de Neberdine Pharmaceutical Biotech (al ver su marca es difícil no conectarla con los logotipos de Apple antes de 1998 e IBM) para probar un tratamiento que podría llegar a curar cualquier trastorno mental. Ambos personajes, han vivido episodios traumáticos, pero paradójicamente, no hacen parte del experimento porque les interese sanar, sino más bien buscan lidiar con sus demonios, encontrar un poco de alivio, cada uno a su manera. 

La puesta en escena es confusa: pareciera que nuestros personajes viven entre los años 70 y 80 del siglo pasado; no obstante, su tecnología es más avanzada (se parece un poco al 2015 de Back to the Future Part II), aunque no tienen algunas de las invenciones de las que hoy gozamos (por ejemplo, smartphones). Además, la inteligencia artificial está presente en GRTA (también llamada Gertie) una supercomputadora que es consciente de su propia existencia (imposible no recordar a HAL 9000 de 2001: A Space Odyssey) y que también está lidiando con sus propios problemas, pero no sabe separarlos de su trabajo, que es precisamente conducir el prometedor estudio. 

En cuanto a sus protagonistas, Hill convence con su expresión facial en la que revela a un atormentado Owen, pero se echa de menos su versatilidad, pues su interpretación es carente de matices. Por su parte, Stone es la gran estrella de la miniserie pues en su debut televisivo demuestra porque con menos de 30 años es una de las mejores actrices de la actualidad: sus múltiples encarnaciones de Annie son diferentes, complejas, grandiosas. 

Un punto para destacar de Maniac es su esperanzador final (¿WALL•E estás ahí?) después de unos episodios más bien sombríos. Por fortuna, sabemos que no habrá continuación, pues según su showrunner Cary Fukunaga ya pusieron en pantalla todo lo que querían contar (incluido un hermoso homenaje a Cervantes y su Quijote).

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