Ciro & Yo

El documental Ciro & Yo con sensibilidad, frescura y sencillez triunfa en una empresa en la que otras producciones —con mayor chequera, más pretensiones y mucha publicidad— fracasaron, o al menos, no colmaron las expectativas generadas.

Tomando como punto de partida la historia de una de tantas víctimas, Ciro Galindo, y su familia, el documental hace un recorrido con un tono reflexivo, objetivo y sin concesiones, por el conflicto armado colombiano en las últimas cinco décadas, con especial énfasis en el período comprendido entre el año 1998 y la actualidad.

Galindo nació en 1952 en Coyaima (Tolima), pero la violencia entre liberales y conservadores obligó a su madre a tomar la decisión de abandonar su pueblo. Ya establecido en La Macarena (Meta), formó familia y tuvo tres hijos, pero, tristemente, aun le esperaban las más grandes penas.

A su hijo mayor (Jhon) se lo quitó la naturaleza; Elkin, el de en medio, fue reclutado por la guerrilla, se desmovilizó, fue informante del Ejército y luego, en una cruel jugada de la vida, terminó colaborando con las autodefensas, organización que finalmente ordenó asesinarlo. La trágica muerte de su segundo hijo y el desarraigo que conlleva el desplazamiento causó una profunda depresión en Anita, la esposa, que a la postre terminó con su vida.

Hoy, la única familia de Ciro es su hijo menor, Esneider, quien junto con su padre lucha por superar cada una de sus tragedias y dejar atrás la negligencia que durante años el Estado mostró ante su caso. Hoy aprovechan los beneficios que les brinda la Ley de Víctimas, la cual, junto con la desmovilización de las FARC, ha propiciado positivas transformaciones, que algunos todavía se niegan a ver. 

Un recurso importante al que acude Miguel Salazar, realizador del documental y amigo de la familia Galindo, es el uso de material de archivo de distintos medios en épocas diferentes de la historia de Colombia. Algunas imágenes y grabaciones de videos son especialmente crueles o desgarradoras, pero están ensambladas con maestría y son tan pertinentes que su presencia es incuestionable en el contexto de fondo que requieren los testimonios de Ciro, Esneider y la voz de Anita, que quedó capturada en algunas cintas que Salazar grabó hace algunos años, quizás porque ya tenía en mente este proyecto. 

Todo lo anterior, hace de Ciro & Yo un gran documento histórico, el cual debemos ver la mayor cantidad de colombianos y que debería usarse como material de consulta de primer nivel en las instituciones educativas ahora y durante muchos años.

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