'El del Presidente' a La Picota

De vez en cuando hay días que son transcendentales en la vida política de la nación. Hoy es uno de esos, pues el magistrado Orlando Fierro del Tribunal Superior de Bogotá decidió dictar medida de aseguramiento en contra del ex-ministro Andrés Felipe Arias en el caso de Agro Ingreso Seguro (AIS).

El hombre que era para Álvaro Uribe un digno sucesor y que estuvo en la contienda por llegar a ser presidente y fue derrotado por Noemí Sanín en la consulta interna del Partido Conservador ha recibido un golpe más a su prometedora carrera política, el cual se suma a la decisión de la Procuraduría General de la Nación emitida la semana pasada.

Al margen de mis antipatías personales, siento mucho el drama personal y familiar que está viviendo Arias. Sin embargo, celebro que la justicia actúe, especialmente, en contra de personas que han ostentado altos cargos dentro del gobierno nacional. Los individuos privilegiados tienen unos deberes importantes con la sociedad y no pueden aprovecharse de su posición para delinquir o favorecer intereses particulares en contravía del beneficio colectivo y en detrimento del patrimonio del Estado.

Además, aunque el Magistrado Fierro no haya avalado la tesis de la Fiscal Morales de la peligrosidad para la sociedad de Andrés Felipe Arias, yo si estoy convencido de la poca confiabilidad que podemos tener los ciudadanos de los delincuentes de cuello blanco. No solo es peligroso el que mata o roba a mano armada sino aquel que desangra los arcas del Estado en beneficio propio o de terceros o facilita con políticas mal diseñadas que otros lo hagan.

Obviamente, el ex-ministro tendrá que enfrentar un juicio donde será declarado inocente o culpable. Pero la opinión pública ya dio su veredicto y pasó cuenta de cobro.
ESQUIRLA: Lamento profundamente la muerte de Joe Arroyo, una de las mejore voces de Nuestra música. A pesar de la gran lista de canciones exitosas de este grande del espectáculo yo me quedo con Rebelión, una diatriba contra los abusos cometidos por allá en el siglo XVII y que despierta en quien la escucha un espíritu de inconformismo con los desmanes de los poderosos, los de aquel entonces, y los de hoy. ¡Paz para el Joe!

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